Por mucho tiempo la única evaluación considerada en la educación mexicana fue la evaluación sumativa, o la del resultado. Misma que solo considera el nivel de dominio de conocimientos demostrados al final del curso o periodo escolar; sin embargo, a partir de 2004 comienza a considerarse el enfoque formativo en la evaluación, perfeccionándose en el Plan y Programa 2017, y considerándose como la propuesta de evaluación actual en la Nueva Escuela Mexicana (NEM).
La evaluación formativa se caracteriza por trabajarse a la par que el aprendizaje, es decir no se trata
de procesos independientes, sino que siempre van de la mano; además la
participación es un aspecto fundamental para la evaluación, tanto el docente
como el alumno tienen la tarea y el derecho de participar activamente en el
proceso de aprendizaje, expresando ideas u opiniones de todo aquello que les
afecta, esta participación debe ser auténtica.
Además, esta evaluación implica una
retroalimentación constate por parte del docente y no solo hacia el producto o
los comportamientos del alumno, sino a su propia practica y desempeño durante
la labor. Lo cual permite no perder de vista el objetivo final de la
evaluación, es decir la metacognición; habilidad por la cual el propio alumno
podrá evaluar sus capacidades y sus límites, para generar estrategias que le ayuden a superarse.
Si te interesa obtener más información puedes consultar la siguiente presentación:
Referencias: Frade Rubio, L. (2023). Ciclo de conferencias "Evaluación formativa en la NEM, conceptos, diferencias y procedimientos" [Archivo PDF].
Elaborado por: Gissel Castro & Víctor de la Cruz



